martes, 7 de julio de 2009

LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA LA REFORMA, DIVIDE Y REINA

IV


LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA
LA REFORMA, DIVIDE Y REINA






Para quien aún se empeñe en sostener ingenuamente el espíritu neutral de la masonería, sólo bástele recordar lo antes aquí consignado, que en uno de los ritos del grado 29 se pisotea y se escupe un crucifijo o una cruz y que en el rito de iniciación del grado 30 se exige al aspirante a caballero Kadosch, pisotear la tiara pontificia.
El presidente de EUA Theodor Roosevelt, masón confirmado y miembro de la orden Skull and Bones, dijo en 1912 en Argentina: La asimilación de los países latinoamericanos a los Estados Unidos de América será larga y dificultosa mientras continúen siendo católicos.
Más tarde el gobernador de Nueva York, miembro de la CFR y Vice-presidente de EUA, Nelson A. Rockefeller, tras haber recorrido Iberoamérica, presentó el Informe Rockefeller al presidente Nixon en 1969, en el cual se alude al cambio experimentado en la Iglesia Católica tras el Concilio Vaticano II y concluye: La Iglesia Católica ha dejado de ser un aliado de confianza para los Estados Unidos de América y la garantía de estabilidad social en el continente sudamericano y hace énfasis en la necesidad de substituir a los católicos por otros cristianos en América Latina, apoyando a los grupos fundamentalistas cristianos y a iglesias tipo Moon y Hare Krishna.
Para muchos de quienes se hayan ocupado de estos temas no es desconocido que la masonería sionista ha jugado algún papel en los cismas dentro de la Iglesia Católica, especialmente, en la Reforma de Martín Lutero y de haber apoyado y facilitado la dispersión del Cristianismo en un sinnúmero de sectas.
La Reforma fue uno de esos protuberantes hechos históricos al que por su naturaleza, su significado y el precario estado de las comunicaciones de la época, fue fácil borrarle las huellas. Fue como una preñez de piscina... ¿Quién fue? Un hecho no deja de existir, porque sus autores hayan tenido la habilidad de no dejar rastro. Hacer desaparecer pruebas, no es demostración de la inexistencia de un acontecimiento.
Las circunstancias políticas de la época en Alemania y en Roma, contribuyeron a precipitar los acontecimientos. Los príncipes electores con Federico de Sajonia a la cabeza, estaban descontentos con un emperador extranjero y ya se hablaba de una falta de independencia, temiendo que el país quedase subordinado a Castilla, por una parte y a los dictados de Roma, por la otra.
Europa, y con ella el mundo, estaba bajo la batuta de Carlos I (primero) de España y V (quinto) de Alemania, Emperador del Sacro Imperio Romano-Germámico, descendiente de Maximiliano I de Ausburgo, Emperador de Alemania y de los Reyes Catòlicos de España; y por el Papa León X, hijo de Lorenzo el Magnífico de Médicis.
Carlos descendía tambièn de los Archiduques de Austria y de los Duques de Borgoña, pero no había nacido ni en España, ni en Alemania, y en ambas naciones no era considerado coterráneo, pues vino a la vida en Gante.
Ya coronado emperador en su primera juventud, estaba convertido en el hombre más poderoso del planeta, pero como él mismo se sentía comprometido con todos sus ancestros, fieles hijos de la Iglesia romana, no se apartó de esa línea, pero siendo siempre consciente de su poder supremo.
En Roma el Papa León X y la curia parecían más ocupados de los asuntos temporales que de los trascendentes y vivían más pendientes de la política y del boato, que de las almas. Es cierto que Giovani de Médicis (León X) poseía una cultura superior como miembro de la familia que en mayor grado había impulsado el renacimiento, para lo cual mucho se apoyó en la Iglesia romana.
El detonante para profundizar el rechazo alemán a lo que ocurría en Roma, fue la bula Taxa Camarae, que aunque no fue reconocida como oficial, instauró la venta de indulgencias, pues las arcas de la Iglesia estaban vacías por las inmensas erogaciones que demandaba la construcción de la basílica de San Pedro y la vida espléndida de León y de muchos miembros de la curia romana.
Carlos trataba de conciliar su fidelidad a Roma con el cada vez mayor descontento de sus súbditos germanos con el Papa y la curia romana, tarea nada fácil.

El iniciador y reformador Martín Lutero, quien había nacido el 10 de noviembre de 1483 en Eisleben como hijo de un minero, recibió una estricta educación, visitó escuelas en Mansfeld, Magdeburgo y Eisenach y en 1505 obtuvo el título de Magíster Artium en la Universidad de Erfurt y por deseo de su padre se dedicó a las ciencias jurídicas.
A causa de una promesa ingresó el 17 de julio de 1505 al Convento de los Agustinos Ermitaños en Erfurt y en 1507 recibió la orden sacerdotal. Después de un viaje a Roma (1510/1511), recibió en 1512 el título de doctor y a la muerte de su amigo Johann von Staupitz, heredó en Wittenberg la cátedra para Aclaración Bíblica.
Ya bien cimentado empieza a desarrollar su teoría de la justificación y el 31 de octubre de 1517, en la iglesia del castillo de Wittenberg fijó sus 95 tesis sobre el perdón y exigió una discusión pública sobre ellas. Luego empezó a cuestionar el origen del papado como instituido por Jesucristo y negó su infalibilidad y la infalibilidad de los concilios.
En la discusión de Leipzig de 1519 afirmó que el papado es una institución humana y que también los concilios se equivocan. En 1520 concibió sus tres grandes documentos de la reforma A la nobleza cristiana de la nación alemana, De la libertad de un cristiano y De captivitate Babylónica (Del cautiverio babilónico de la iglesia).
En 1518 compareció ante el delegado del papa, Cardenal Cayetano, pero no accedió, hasta que el 20 de diciembre de 1520 ante el portal de Elster en Wittenberg, quemó públicamente la bula papal que lo alertaba acerca de que su camino conduciría a la excomunión.
El rompimiento, pues, se dio y Martín Lutero fue excomulgado el 3 de enero de 1521.
Como cautivo de Federico, Príncipe de Sajonia para protegerlo del Edicto de Worms que lo condenaba a muerte, Lutero hizo la primera traducción de la biblia al alemán.
En 1525 formalizó su unión con la retirada monja Katharina von Bora y ya siguió cuestionando todo, a los profetas, a la religión del humanismo y negó el libre albedrío y la libertad de conciencia.
El poeta judío converso Heinrich Heine (1797-1856), nacido en Dusseldorf, Alemania, empezó su ceremonioso himno de alegría dedicado al Reformador: Lutero, tú, hombre querido.
Este mismo, supuestamente convertido al cristianismo, es quien escribe en su poema “Disfruta”: Su mesías no es cola de cordero, ni un despreciador de los bienes de este mundo, al contrario, es un perro rabioso…
El conocido judío sionista ruso Nahum Goldmann expresó: “Lutero ha vuelto a reivindicar el honor del Antiguo Testamento”.
Lutero, quien en 1523 había escrito un folleto filosemita, se dio cuenta tarde y en 1546 publicó sus dos principales escritos antisemitas: “De los judíos y sus mentiras” y “Von Sachem Hamphoras”.
A la muerte de León X, su primo Julio de Médicis, Cardenal de Florencia, había movido todas sus fichas y conseguido que el Cardenal Adriano Florensz, quien no pudo asistir al cónclave por encontrarse como Regente de España comandando las tropas imperiales para rechazar el ataque de Francisco I, rey de Francia, fuese nombrado como Papa de transición y después de un breve lapso ocupar él mismo, Julio, el trono de San Pedro.
Adriano recibió la tiara como Adriano VI y para desencanto de Julio y de los demás cardenales de la curia romana, no resultó dócil ni se dejó manejar, como creyeron que iban a poder hacerlo.
Hombre culto, ponderado y sabio, quiso detener el cisma y prohibió la venta de indulgencias, acordó reunirse con el emperador y con Lutero en Nuremberg y antes de salir al norte a bendecir las tropas que combatían a Francisco I para continuar al magno encuentro, asistió al banquete en su honor que le ofreció el cardenal Bernardino de Carvajal por insinuación de Julio, en el Convento de San Martinillo, donde asistió el colegio cardenalicio y los embajadores de los Estados que habían firmado la Alianza con la Santa Sede.
Adriano fue envenenado en dicho banquete y pocos días después fallecería el 14 de septiembre, festividad de la Santa Cruz.
El 2 de octubre se reunió el cónclave con 33 cardenales y se comenta sotto voce que hubo participación de nobles y príncipes, y hasta del mismo emperador.
Después de mes y medio de deliberaciones fue elegido Julio de Médicis como sucesor, con el título de Clemente VII.
Clemente no asistió a encuentro alguno con Lutero, confirmó su excomunión y no quiso convocar el previsto concilio para limar asperezas y evitar el cisma, que por supuesto se produjo y subsiste hasta hoy.
La masonería judía pudo ver complacida, cómo el objeto de su odio, la iglesia de Jesucristo, había podido ser dividida desde adentro. El hombre más poderoso del mundo, el Emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, Carlos I de España y V de Alemania, poco pudo hacer ante la magnitud de los hechos. Los sionistas que antes habían querido conquistarlo para su causa, emplearon con él el mismo ardid que habían usado con otros monarcas y trataron de hacerle creer con falsos documentos que él, Carlos, era descendiente de judíos. El emperador los desenmascaró y los mandó a ejecutar, pero tuvo después que ver impotente cómo lo más querido de su Imperio, la Iglesia, se dividía y ello conduciría a la división y al debilitamiento de sus dominios y paulatinamente al debilitamiento y caída de casi todas las monarquías, incluyendo las dinastías de su linaje, el de los Habsburgos, quienes fueron a través de la historia, tal vez, la estirpe real más fiel a la Iglesia Católica y su mayor defensora.
La posición de la Iglesia Católica en contra de la masonería puede ser consultada en las siguientes declaraciones papales, que no solamente los católicos deberían conocer, sino todos los miembros de la sociedad, incluyendo a los masones no iniciados, especialmente a los engañados.
- Benedicto XIV, Providas. Mayo 18/1751
- Pio VII, Ecclesiam a Jesu Christo Septiembre 13/1821
- León XII, Quo Graviora… Marzo 13/1825
- Pio VIII, Encíclica Traditi… Mayo 21/1829
- Gregorio XVI, Mirari… Agosto 15/1832
- Pio IX, Encíclica Qui pluribus… Novembre9/1846
- Pio IX, Quibus Quantisque… Abril 20/1849
- Pio IX, Encíclica Quanta Cura… Dicembre 8/1864
- Pio IX, Multiplices Inter… Septiembre 25/1865
- Pio IX, Apostolicae Sedis... Octubre 12/1869
- Pio IX, Encíclica Etsi Multa… Noviembre 21/1873
- León XIII, Encíclica Etsi Nos... Febrero 15/1882
- León XIII, Encíclica Humanum Genus... Abril 20/1884
- León XIII, Ab Apostolici... Octubre 15/1990
- León XIII, Praeclara Gratulationis... Junio 20/1894
- León XIII, Annum Ingressi... Marzo 18/1902
No obstante, muchos de los que se dicen católicos, siguen militando en las filas de la masonería, unos feriando sus conciencias para alcanzar ventajas, otros sirviendo de muñecos de titiriteros.
Una de las características de la serpiente es la sinuosidad y la masonería no es la excepción, menos cuando de alcanzar sus propósitos se trata. Ahora que tanto se habla de ecumenismo y de diálogo, y estos dos términos han sido convertidos por muchos en estereotipos, en palabras mágicas que todo lo resuelven, la hermandad masónica se cobijó con ese ropaje y continuó con sus ingentes esfuerzos por hacerle creer a la masa, que ellos son una organización con fines exclusivamente filantrópicos, que no interviene en política y que respeta profundamente la libertad y las creencias de sus miembros y de toda la humanidad, incluido el cristianismo.
Para los que han sucumbido al poder de la propaganda que descalifica a quienes los ponen en evidencia con calificativos de conspiranoicos, cazadores de brujas o débiles mentales, y en fin, para todos los que insisten en no creer en lo que se esconde detrás de la filantropía masónica, se asientan aquí unas pruebas más en contra.
En los protocolos de las Asambleas Generales del Gran Oriente de Francia de 1951 y 1952, se encuentran las afirmaciones de su vocero Cheval, quien ratificó, que el fin del Gran Oriente es la total laicización, esto es, la completa expulsión de la Iglesia de todos los ambientes públicos. Más adelante y para que no quedaran dudas, ratificó: La idea del laicismo no es para nosotros una idea objetiva, es nuestro ser. Cheval continuó acentuando que los masones no podían hacer de la masonería una “ Filosofía dominguera ”, sino que tenían que entregarse total y ciegamente a ese sacerdocio.
Otro orador llamó a la masonería la Iglesia del laicismo.
En la Asamblea que nos ocupa se tomaron las siguientes resoluciones:
La Convención del Gran Oriente de Francia hace constar, que la libertad de los seres humanos se halla amenazada por las clericales intrigas del Vaticano, en Francia, en las regiones de ultramar de la Unión Francesa y en todo el mundo. Para darle la frente a la Iglesia, resuelve:
1. Desenmascarar por todos los medios el juego escondido de la Secretaría de Estado del Vaticano, cuyo fin es el de imponerle a toda la humanidad la deshonrosa sujeción a su dictadura política y económica;
2. Hacer un llamamiento a todos los masones del Gran Oriente de Francia, para que a toda hora y en todo lugar trabajen por la unión de todos los laicos para exigir de aquellos que desempeñan puestos importantes, que defiendan con ahínco el ideal de las instituciones laicistas;
3. Cerrar todas las alianzas necesarias en la lucha irreconciliable contra el clericalismo romano, acorde con el ideal masónico.
Ahora que no vengan con el trillado cuento de que todas las logias son diferentes e independientes.
En Alemania, por ejemplo, durante la campaña electoral de 1953, dirigentes masones como Thomas Dehler y Reinhold Maier del Instituto de Industria alemán y del servicio de prensa del Partido Socialista del mismo país, fieles a la curiosa interpretación masónica de democracia, lanzaron a los cuatro vientos la siguiente perla: El católico que se someta a la Iglesia y que se ate a su credo, no puede ser un buen demócrata.
No obstante y como ya se vio y se verá más adelante, que al Magisterio de la Iglesia no le cabe duda acerca de que los principios masónicos son inconciliables con la doctrina de la Iglesia; para quienes insistan en creer lo contrario, abundamos en pruebas en contra de tan errónea opinión.
El masón J. Kahl, quien había sido teólogo evangélico, publicó un pasquín titulado La Miseria del Cristianismo o Defensa por una Humanidad sin Dios. Este escrito cargado de veneno apareció editado por primera vez en 1968 como libro de bolsillo en la editorial “ Rowohlt – Verlag ” de Reinbek, cerca a Hamburgo, con una introducción del también masón Gerhard Szczesny y bajo el título “ Perspectivas Postcristianas, Libertad Religiosa ”.
En este libro, Kahl escribe textualmente: Es indispensable que en primer término se elimine el bautismo para los niños y agrega: El bautismo para los niños va en contra de la constitución (Pág. 121) Kahl exige la: Separación de Estado e Iglesia (Pág. 122); la Separación de Universidad e Iglesia, esto es, la eliminación de las facultades de Teología en las universidades (Pág. 125) y la Separación de escuela e Iglesia (Pág. 127).
Sobraría mencionar aquí por ampliamente conocido y evidente, que estos propósitos ya se han cristalizado en muchos países y que gracias a la infiltración de poderosas organizaciones masonas, las demás naciones están cayendo una tras otra, con las planeadas secuelas de desmoralización. Vivimos ahora en una sociedad que no se explica el por qué de la desbordada corrupción, de la desenfrenada violencia y de la animalización de los instintos, sin darse cuenta que la hermandad masona ha venido sustituyendo los valores religiosos por sus antivalores materialistas y ha hecho de los no iniciados en sus secretos, una masa de borregos fácil de manipular, que es lo que finalmente han querido alcanzar en aras de su dominio universal.
Con la mayoría de los gobiernos cristianos a sus pies, especialmente, los de grandes potencias, se pregunta mucha gente: ¿Para qué quiere la masonería sionista un monarca universal hebreo?
El sionismo se vale de toda suerte de organizaciones marioneta, muchas con la máscara de la defensa de los derechos humanos, de instituciones, de varias religiones, de sociedades políticas, artísticas, científicas, etc., todas controladas por los aparatos sionistas de conquista. A las calumnias que lanzan sus miembros, les dan una abrumadora difusión y resonancia a través de sus agencias internacionales de noticias, de prensa, radio, televisión, libros, panfletos y demás medios de propaganda, sin escatimar el teatro y el cine bajo su control.
Una de las organizaciones que mejores resultados le estaba dando en países del Tercer Mundo fue el Instituto Lingüístico de Verano (ILV) fundado en 1934 por W. Cameron Townsend, predicador evangelical. Sus fines reconocidos fueron los de encargarse de aspectos técnicos educativos, lingüísticos y de antropología aplicada, pero su estudio y enseñanza de las lenguas indígenas era el traje de camuflaje para propagar sectas protestantes y para difundir la masonería. El ILV ha estado desde 1975 subvencionado por el Rockefeller Center.
El Instituto Lingüístico de Verano tenía proyectos en 36 países, pero entretanto ha sido desenmascarado y expulsado de Ecuador, Perú, Colombia, Panamá, Nepal, Nigeria, Vietnam, India y, en 1979, de México, aunque siguió actuando en el estado de Chiapas a través de una asociación civil.
A principios del siglo XX, el 60% de los protestantes mexicanos eran masones (véase la Historia del Protestantismo en América Latina de Jean Pierre Bastián, CUPSA, México 1990, 138)
Es una tarea humanamente imposible abarcar el panorama completo del control judeo-masónico y aquí nos hemos limitado a la peligrosa labor de abrir los ojos de los desprevenidos, de la mano de algunos ejemplos; puesto que los sionistas conocedores del instinto gregario de la inmensa mayoría de los seres humanos, crearon una tan atractiva y vasta red de logias, clubs, y organizaciones de todas las denominaciones y objetivos, capaces de enredar a prácticamente todos los hombres, o a casi todos.
No han sido, ni la inteligencia, ni el saber, los medios de que se han valido para hacer posible tal dominio, ya que esas virtudes son también propias de muchos no masones, sino, la ausencia de moral y de escrúpulos.
Cuando se conoce el tamaño y el número de tentáculos del pulpo masónico, causa perplejidad y admiración ver cómo algunos, pocos, no masones ni áulicos del sionismo, puedan todavía acceder a posiciones de alguna importancia dentro de la actual sociedad.
Las carnadas que emplea la masonería para el reclutamiento de sus servidores son las de abrir puertas para escalar socialmente, para obtener ventajas en los negocios, para detentar posiciones en los diversos campos del quehacer humano (político, militar, financiero, etc.) vedadas a los no masones. Estas promesas están implícitas en los juramentos de los distintos grados.
La máscara con que se cubre la masonería de propósitos caritativos o filantrópicos no es inspirada por ideales altruistas, sino, con la finalidad de atraer simpatías. Además, los beneficiarios de la filantropía masónica son sus futuros defensores.
También son ambiguas las declaraciones de las logias masónicas respecto a Dios, pues los sionistas que controlan las logias no se atreven a negar rotundamente a Yahvé o Dios de los judíos, pero pretenden a través de la dilogía que utilizan, que los masones de otras religiones distintas a la judía, especialmente los de las otras dos monoteístas que son el objetivo principal de su agresión, se sientan tambaleantes y así más proclives a sustituirles su moral por la moral masónica para no judíos o moral de los protocolos.
Pero esto se logró y mucho más, gracias a la más astuta, perspicaz, sutil, audaz, intrincada y obstinada campaña que se haya escenificado jamás contra el resto de la humanidad y esto no hubiera sido posible si sus promotores no hubiesen logrado, a través de los siglos y mediante las distorsiones políticas más grandes y propagadas de la historia, como han sido su interpretación de los conceptos DEMOCRACIA Y LIBERTAD DE PRENSA, poner al servicio de sus intereses a una inmensa masa de incautos que aún no se percatan de que sirviendo a esos intereses, aparentemente buenos, se están ellos mismos enterrando el puñal y ayudando a enterrarlo en las espaldas de sus hermanos.
La respuesta, pues, a la pregunta antes planteada, al ¿por qué?, al ¿para qué? y al sentido, es la de que necesitan de esas herramientas para lograr el reinado universal y se cumpla así la promesa hecha por Yahvé a Abrahán.
No desconocemos que cada vez que algún Quijote ha denunciado sus planes o sus métodos, el corifeo de Sión, a través de sus medios, siempre logró convertir a su pueblo de perseguidores en perseguidos y como inocentes víctimas supieron aprovechar para contraatacar y acometer con mayores bríos.
De nuevo atrincherados y revestidos de un mayor poder moral, descalifican a sus críticos con epítetos de envidiosos, amargados y fracasados y otra vez los sumisos borregos de la masonería y sus satélites se unen al coro de los triunfadores.
Esos intelectuales de panfleto y de frases altisonantes de cajón, consagrados por otros mandaderos de los medios de masas, salen a los proscenios mostrando en su rostro y en sus maneras la gravedad del mulo que los hace aparecer ante sus congéneres como prudentes, según comparación de un gran espiritualista, y promulgan el veredicto final, anatematizando a tan atrevidos resentidos que representan sólo un peligro para el orden social. La estridencia de los aplausos de la masa lleva a recordar la sentencia de Séneca: Las opiniones no deberían ser contadas, sino pesadas.
Justiniano, Emperador Romano del siglo VI, decretó en su Código de Leyes:
... Los judíos no debían gozar de honores. Su status debe reflejar la bajeza que en su corazón han elegido y deseado.
Recordamos la traducción atrás citada del Reverendo Justinus Bonaventura Pranaitis de algunos libros talmúdicos, que hoy sólo son accesibles para judíos iniciados y que sólo pueden causar repugnancia, incluso a quienes no sean cristianos y tengan una conciencia recta. En el Anexo 1 de esta obra aparecen las partes más relevantes de esta traducción.
El ex-Rabino Paulin L.B. Drach afirma que en 1631 los pasajes del Talmud que se refieren a Cristo y los Cristianos fueron borrados para ser enseñados únicamente en forma oral.
El Talmud ha sido condenado por los siguientes papas:
Gregorio IX – Inocencio IV – Julio III, Pablo IV – Pio IV – Pio V – Gregorio XIII – Clemente VIII – Alejandro VII y Benedicto XIV.
Al principio del siglo XVI (La Reforma), los judíos empezaron a distribuir el Talmud abiertamente. La primera edición impresa del Talmud conteniendo todas sus vituperaciones contra la Religión Cristiana fue publicada en Venecia en 1520, a finales del siglo XVI y a principios del XVII; los judiós temiendo, empezaron a borrar algunas partes del Talmud y afirman:
Deje nuestras escrituras estar abiertas a toda la gente. Déjelo ver cual es nuestro código moral…En su actitud hacia no judíos, la religión judía es la más tolerante de las religiones en el mundo… Declaremos por este medio, que el Talmud no contiene ninguna cosa hostil a los cristianos.
Pero en contraste con ésta y otras afirmaciones, veamos qué se dice en Leviticus 25: 44-45:
Por nuestras bromas y por nuestros ataques haremos a sus sacerdotes ridículos y eventualemnte odiosos, su religión como ridícula, como odiosa, como sus sacerdotes. Haremos amos de sus almas, porque nuestro accesorio piadoso a nuestra religión probará a ellos que serán nuestra posesión.
No sin motivo la Iglesia Católica ha expedido más de 200 condenas oficiales sobre la masonería. Quince años después de la aparición de las constituciones de la masonería, el papa Clemente XII publicó su primera condena (In Eminenti 28.IV.1738).

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